
Confieso que hasta el estreno de la peli de este post nunca me había preguntado por el origen de la expresión “llorar como una Magdalena”. Sabía que María de Magdala fue un personaje bíblico secundario que acompañó a Jesús en su vida y su muerte, pero no tenía muchos más datos (y tampoco me había documentado). Tuve que ver la peli para conocer mejor a este personaje y saber por qué lloraba tanto.
María Magdalena (dirigida por Garth Davis) se acaba de estrenar en cines, lo cual les viene al pelo a los creyentes que quieran pasarse por una sala en Semana Santa. A estas alturas queda ya demostrado que se puede hacer retratos de casi cualquier figura, digamos, ¿histórica? (diría “biopics”, pero no voy a meterme en berenjenales, que aquí hemos venido a hablar de cine) y salir airoso del empeño. En este caso, sin ser devota (y nunca mejor dicho) del cine religioso me gusta que no todas las películas cristianas hablen sobre Jesús. Jesús no es todo en el cristianismo. Está bien que los secundarios puedan pasar a un primer plano. De hecho, ojalá hicieran películas sobre los apóstoles, sobre san José (me lo imagino llevando listones Nazaret arriba, Nazaret abajo y hasta las barbas de serrín)… Yo las vería, siquiera por curiosidad cinéfila.
Analicemos un poco esta producción europea sin caer en el spoiler. María (Rooney Mara) es una mujer solitaria y diferente, algo así como atrapada en una ensoñación mística. Decidida a desafiar lo que su familia espera de ella, llega a sus oídos la historia de que hay un predicador en Jerusalén, hacia donde se encamina para encontrarse con Jesús (Joaquin Phoenix). Es un relato rico y profundo, que habla de amor terrenal, pero la devoción de María no acaba ahí. He encontrado cierto poderío feminista en el retrato. Nos encontramos a una mujer que contraviene las reglas machistas de la época y se rebela contra ellas para hacerse una seguidora del Mesías, para ser una más entre los apóstoles. Estilísticamente no puedo calificarla de otra cosa que no sea sobria, solemne y algo monótona, pero no quiero dejar de destacar su fotografía y la interpretación de ambos protagonistas, que es más que notable. ¿Merece la pena? Eso ya debe juzgarlo cada uno.