
LLevo pregúntandome eso pácticamente media vida. He crecido con las películas de Disney y, francamente, a veces se me quedaba el culo torcido con algunos de sus mensajes (y ni si quiera hablo de los subliminales…).
Nunca entendí porque la Cenicienta acababa bien, una tía a la que roban su herencia, le hacen limpiar la casa de rodillas y la suciedad de sus hermastras y madrastra, así sin más, sin cobrar un sueldo ni nada, “tú limpias porque yo lo digo…”, y va la tía y lo hace!!!!!!. Una mujer sin amor propio, que agacha la cabeza y encima da las gracias. Eso sí, ya está el Hada Madrina para hacer justicia, porque ella sóla no sabe cambiar su vida y decir ya basta. La Cenicienta no debería acabar bien con una mujer así como protagonista, vaya lección de vida: se sumisa, cállate la boca , arrástrate y tranquila, que ya vendrá un hada que te salve la vida…(la eterna espera del que no tiene huevos u ovarios).

También tenemos a la “lerda mayor”: Blancanieves. Según ella, es mejor que te despierte otro a abrir los ojos por ti misma, eso sí, mejor un beso del principe que practicarle la RCP, a pedrada limpia le despertaba yo. Y no le despierta el amor verdadero, le despierta el calentón, porque ¿qué hay de amor entre dos personas que no se conocen?. Y un aplauso para el maravilloso cazador. La madrastra le ordena matar a Blancanieves porque es más bella que ella (importantísimo), y este hombre cuando está a punto de clavarle el puñal decide cambiar de opinión y traicionar a su jefa porque Blanca está muy buena. Vamos, que si la orden hubiese sido matar a una fea, el cazador le pega siete puñaladas sin pestañear. Ya sabéis mujeres, el ser guapa te puede salvar la vida (qué cosas oiga).
Y luego está Pinocho, que menudo pieza el Geppetto, un hombre adulto que se siente sólo y se hace un niño de madera, raro suena un rato. Vale, que quería un hijo, pues puestos a elegir te lo fabricas con dos dedos de frente. Que al muchacho le dicen tres cosas y las tres las hace mal: ve al cole, no te vayas con extraños y no mientas. Todo en la misma mañana, ¡Pinocho for president!.
Aunque Disney está intentando remendarse, que yo lo sé. De todas maneras, reconozco que seguramente volveré a ver algunas de estas pelis, porque a pesar de los pesares algo tienen, (creo que es debido a los mensajes subliminales, ahí lo dejo). Pero agradezco a mis padres haberme criado con valores como el amor propio y el respeto por uno mismo, no vaya a ser que un día no pueda despertarme hasta que me bese un príncipe.
Continuará, que hay mucha tela que cortar….
Iris Carrasco