Que Dios nos perdone: análisis en profundidad

6042
Que Dios nos perdone

Sinopsis de Que Dios nos perdone

Javier Alfaro, un policía de homicidios con problemas de conducta acaba de incorporarse a su trabajo tras un periodo de suspensión por agresión.

José Velarde es su compañero y además su antítesis… callado, retraído, tartamudo y absolutamente minucioso en sus investigaciones.

Ambos deben enfrentarse a un asesino en serie de ancianas que actúa en el centro de Madrid y cuyas pautas son ganarse la confianza de las ancianas hasta conseguir entrar en sus casas donde las viola y las mata a golpes.

Todo esto enmarcado en el verano de 2011 en Madrid… Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa. Todos conviven en un Madrid caluroso, violento y más caótico que nunca.

Crítica de la película

Que Dios nos perdone es la tercera película dirigida por Rodrigo Sorogoyen tras 8 citas y la impactante Stockholm, y si dicen que a la tercera va a la vencida en el caso de Sorogoyen se cumple y culmina con esta tercera obra que fue sin duda la película española del año pasado a pesar de competir con otros grandes títulos como Tarde para la Ira que recogió todos los premios de la industria del cine español.

A la hora de escribir la crítica de que Dios nos perdone, no nos podemos olvidar del estupendo casting realizado por Juana Martínez y mi querida Natalia Rodríguez. Está encabezado por la gran revelación actoral también del año pasado, un Roberto Álamo insuperable.

Álamo se dio a conocer en teatro con su interpretación del boxeador Urtain que quedó grabada en la memoria de todos. Tras verle en innumerables títulos que abarcan desde Días de Fútbol pasando por doctor de la televisiva Águila Roja, consiguió su primer premio Goya en 2013 como mejor actor secundario por su papel de disminuido mental en La Gran Familia Española dirigida por Raúl Sánchez Arévalo. Pero fue el año pasado dónde su presencia en cada gala de premios fue innegable. Ganó el Goya al mejor actor principal por su interpretación de Javier Alfaro en la película que nos ocupa y lo hizo de una manera aplastante.

Que Dios nos perdone PELICULA

Roberto Álamo es una bestia actoral física e interpretativamente. Un monstruo de la interpretación algo salvaje, visceral y con una fuerza interpretativa que te remueve en tu butaca, ya le veas en pantalla grande o en teatro como ocurrió también el pasado año con la obra “Lluvia Constante” donde pudimos disfrutarle y hasta sentirle diría yo, con un personaje algo similar a el Alfaro de Sorogoyen eso sí.

Pero en Que Dios Nos Perdone, Álamo debe enfrentarse a otro grande… no solo grande, grandísimo genio de la interpretación como es Antonio de la Torre, que interpreta a su compañero José Velarde. Todos los adjetivos y palabras que podamos dedicar a Antonio de la Torre en este post serían insuficientes, ya que aborda y domina todos los registros con el mismo nivel de calidad. Su Velarde en esta película es conmovedor, riguroso, contenido (como sus últimas interpretaciones en pantalla) y hace un tándem perfecto con su compañero, no se podría entender el papel del uno sin el contrapunto del otro.

Muy destacable es también la interpretación y cambio físico (asombroso) de Javier Pereira, actor no muy santo de mi devoción pero que aquí sin duda consigue introducir el contrapunto sádico y ensordecedor de la película. Su asesino de ancianas da miedo… por su rictus, su agresividad y su calma ante la muerte y la violencia mostrándonos una mente completamente enferma y violenta.

Nos ha alegrado mucho poder ver también a Fran Nortes en esta película. Acostumbrados a verle en teatro o bien haciendo de padre Alejandro en La Que Se Avecina, este fantástico actor, dotado de una vis cómica especial, parece ir haciéndose un hueco en el cine y nos encanta porque sabemos que es uno de los mejores.

Otro secundario destacable es Luis Zahera, que aglutina como nadie la intensidad con el control demostrando que la mirada, y la calma del director para posar su cámara en ella, es tan esencial como el texto. Que Dios nos perdone confirma que Sorogoyen no solo sabe dónde poner las cámaras sino que tiene algo que contar.

Nos encontramos con un análisis entre la delgada línea que separa la agresividad (rasgo común que el ser humano tiene con el resto de mamíferos) de la violencia (para esta otra ya es necesario tener imaginación). Y lo hace a través de la angustia, el sudor, la bilis y, finalmente, el vacío de unos tipos que están condenados a cada paso que dan.

Tráiler de la película

Personajes más destacados

La película nos muestra el perfil de tres personajes psicóticos:

  1. Un inspector asocial cuyo oficio le ofrece la oportunidad de evadirse de todo lo que le rodea.
  2. Otro inspector violento y salvaje.
  3. Y un personaje oculto que se mueve por la película como una sombra.

Todo el trabajo de dirección se mantiene atento a la temperatura de los cuerpos, la historia pretende ser simplemente fiebre y la más gráfica expresión de lo turbiamente imaginativos que podemos llegar a ser cuando de lo que se trata es de hacer daño, aunque muy sabiamente su director no poetiza lo sórdido.

El retrato que Rodrigo Sorogoyen ha compuesto de la capital es descorazonador a nivel social. Los grandes thrillers y el mejor cine negro siempre dicen más sobre la sociedad en la que se desenvuelven que sobre el caso en sí.

Su complejidad y su genio residen en los subtextos y su radiografía social, nunca en la trama o la intriga. Los asesinos en serie, son productos de una época y un ambiente, y acaban conformando un retrato ético de un colectivo; aquí, de un tiempo de soledad y amargura, de violencia y cochambre, de inmundicia física y decrepitud moral. Que el criminal de la película mate y viole viejas solitarias en el centro de Madrid no es baladí, es un estado de la cuestión.

Un Madrid de desconchones y humedades, de papel pintado roído y persianas rotas, de mugre en las calles y en las entrañas, un universo de pecado que pulula desde el título hasta el interior de buena parte de los personajes.

Con un trabajadísimo guion de Isabel Peña y el propio Sorogoyen, la película te agarra y no te suelta gracias a un soberbio trabajo de dirección artística y puesta en escena (vibrante, incluso frenética y angustiosamente desasosegante), con una cámara vehemente y muy atractiva de su director, ágil y elegante, utilizando el gran angular con descaro y exactitud. Lo que pretende, y consigue la película es ponernos a todos, a través de esos personajes atormentados, ante un valleinclanesco espejo cóncavo que nos devuelve una figura deformada que, tristemente, está mucho más cerca de la realidad de lo que nos gustaría.
Una realidad en la que la violencia (física, intelectual, oral…) parece ser el único estímulo, la única razón de ser, el único oxígeno.

Conclusión

La película, efectivamente, es mucho más que un ‘thriller’ policíaco. Es una película que habla de política, del enfado de la gente de la calle, de la religión, de cómo un país aconfesional se vuelve religioso por la visita del Papa.

Cine español de gran calidad, de factura perfecta y más que correcta en sus localizaciones y persecuciones en el centro de Madrid (uno de los lugares más complejos para poder grabar), con insistimos, un fantástico guión que no da puntada sin hilo y en el que no hay cabos sueltos, por su dirección, interpretaciones, fotografía y montaje… no vemos ningún defecto y es que Sorogoyen como dice Álamo, “es el mejor director de cine de este país”…

Nosotros no podemos afirmar que sea el mejor, pero desde luego con su tercera película se confirman las buenísimas vibraciones que nos regaló en Stockholm y nos ha demostrado que es capaz de dirigir a la perfección grandes y complejas producciones con una destreza asombrosa.

El resultado, un ‘thriller brillante que acaba por convertirse en síntoma de un tiempo (éste que vivimos) esencialmente violento, que no sólo agresivo. Un angustioso e irrespirable retrato de la crueldad que nos asiste.

Que Dios nos perdone por esta realidad sombría, entre contenedores atestados de basura y almas ennegrecidas por nuestros errores.

¿Tienes algo que comentar? Do it! ツ